¿EN QUÉ DEBE FUNDAMENTARSE LA DISCIPLINA DE UN DOCENTE,
DE UN DIRECTOR Y DE UN SUPERVISOR EDUCATIVO?
Por lo general cuando se habla de disciplina, se entiende en primer lugar la normativa que debe seguir un docente o cualquiera de los miembros de la institución, y lo común es que enfrentemos el aspecto disciplinar para quedar bien con alguien o con el grupo al cual se pertenece, pero la disciplina más que una serie de normas a seguir implica un estilo de vida congruente con su rol dentro de y fuera del marco espacial en el que se ejerce la profesión, es así que la disciplina implica varios aspectos como lo son los fundamentos humanísticos, sociales, morales y jurídicos que deben estar en correlación con la misma personalidad de quienes la ejercen.
Más aun como docentes las normas deben ser complemento de nuestras relaciones, pero estas normas no deben esclavizarnos ni esclavizar a los demás, un docente que ejerce presión sobre sus alumnos porque él es que más sabe o que sencillamente es él quien tiene el control, es una visión errada del verdadero rol de gerente que debe tener el docente en el aula, ahora bien un docente que sabe interpretar, dialogar, mediar las relaciones entre los alumnos y él sin perder en ningún momento la “autoridad” es un docente que sabe que la disciplina solo será bien entendida en términos de libertad.
Cuando un directivo, maltrata a sus compañeros de trabajo, porque él es quien ejerce el control, muchas veces pasando por encima de los demás, irrespetando las libertades y necesidades de sus semejantes, es un directivo que no ha comprendido su rol, ya que al igual que el docente, debe ser mediador y propiciador de normas basadas en la justicia y no en los caprichos, en la libertad y no en el totalitarismo.
Eso mismo sucede con el supervisor, a veces escuchamos en nuestros centros educativos que tenemos que hacer esto o aquello porque nos van a supervisar, debería ser todo lo contrario ya que un supervisor que comprende que en términos de libertad y justicia, nadie se debe sentir intimidado y lamentablemente es lo que sucede, la misma figura del supervisor por si es intimidadora y creemos o lo hacen ver que si hacemos las cosas para quedar bien con ellos nos hemos ganado su respeto o aprecio, y no debería ser así, tendríamos que actuar sencillamente en función de lo que hacemos siempre a diario, que comprendamos que no hace falta que venga un supervisor para hacer las cosas bien.
Dentro de todo esto el docente, el directivo y el supervisor tienen en primer lugar que promover la participación organizada y orientada a elaborar normas que sean entendidas desde una verdadera perspectiva social, es decir que esas normas no solo se queden en el aspecto jurídico o en manuales de disciplina, sino que transciendan esa realidad y entiendan que es desde la visión del otro que se puede hablar de humanidad, de libertad, de justicia, ahora bien esta perspectiva social debe ser dada en la reflexión participada y no aislada.
En cuanto a los fundamentos morales, tanto del docente como el directivo y el supervisor están en relación con la misma vida, debido a que es en la propia vida de uno en donde se empiezan a trabajar los principios morales, no podemos enseñar o predicar algo y vivir otra cosa, esta dicotomía de la vida hace que los demás no crean en nosotros no por ser lo que somos sino porque nuestros principios morales se alejan al deber ser de lo que implica esta profesión.
Algo bien interesante es resaltar que no se puede hablar de disciplina sin comprender primero que la disciplina es parte inherente de nuestras relaciones pero bien entendida en cuanto a que la disciplina involucra la libertad, la justicia y la convivencia, aquí se fundamenta la disciplina de un docente, de un directivo y de un supervisor, en que la disciplina transcienda la palabra misma, que vaya mas allá de la norma y no se quede solo en el aspecto jurídico.
Ya para finalizar, la gerencia educativa no implica necesariamente que seamos inquisidores o que impongamos nuestras reglas para tener control, siempre que entendamos al otro desde la visión humanística y social de las relaciones, en ese momento seremos un buen gerente que va a comprender que la disciplina es necesaria pero no inquisidora.
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